Archivos para julio, 2011


Dicen que la genialidad no es tal o no es digna de ser calificada como don o facultad divina si no viene acompañada de la locura. La familia Panero es el ejemplo más conciso e insólito de que genio y locura han de aunarse para conformar una vida y obra de carácter casi impecable, casi redonda, casi brillante.

Y si no es brillante del todo es porque en ningún caso se puede palpar la esencia de la palabra y la poesía desde la luz, siempre ha de ser desde las sombras más recónditas y crueles del propio subconsciente humano.

El director Jaime Chávarri acertó de pleno rodando este documental mítico, esta joya repleta de impurezas salvajes donde los Panero no hacen otra cosa que actuar como ellos mismos eran frente a una cámara privilegiada que captó toda la esencia de un núcleo familiar maldito y felizmente consciente de ello.

Jamás se habrá visto o se podrá ver con una sinceridad tan arrolladora y aplastante, unas reflexiones tan directas y mordaces, tan geniales y agresivas. Los Panero utilizan su palabra para atacar la hipocresía del régimen, de la familia, de las clases sociales y de la esclavitud que supone cargar con dones que pesan como losas.

Es extraordinario observar cómo la esposa del denominado poeta del franquismo recuerda y analiza una vida no demasiado feliz desde una perspectiva tan optimista y llena de ese amor tan puro que resulta tremendamente impactante conforme refresca su memoria a través de retazos que rompen el corazón del espectador no se sabe si de ternura o de pura lástima.

Sus hijos son los que realmente se comen el documental a dentalladas de visceralidad y genio, especialmente Leopoldo María, que a pesar de intervenir prácticamente en el desenlace del film eclipsa desde la ausencia al padre, a la madre, a sus hermanos y a un pasado común y lleno de recovecos extraños.

El Desencanto es mucho más que un documental al uso, es un trabajo de sinceridad arrolladora, una película de un terror tan real y descarnado que duele incluso después de haber finalizado la desnudez de la palabra de la familia Panero.  Es casi un insulto intentar desglosar o explicar el contenido de esta obra, es de obligado visionado para cualquier espectador que quiera vivir una experiencia diferente y que deja huella.

Desencanto… nunca una palabra tuvo tantísimo sentido, es el sentimiento que se aloja en el corazón de todo aquel que se arriesga a cruzar las puertas de los Panero. Unas puertas que se cerrarán tras nuestras espaldas para siempre dejando un poco de nuestro optimismo falso y costumbrista en su interior. Y el desencanto siempre será mejor porque es más palpable y real que cualquier otro sentimiento.